La forma correcta de
anfibología/
anfibolojía ¿lleva ‘g’ o ‘j’?¿Tienes dudas entre escribir
anfibología o bien escribir la palabra
anfibolojía? No debes apurarte, te podemos ayudar. Son numerosas las personas que sienten , como tú, esta duda, y pasa porque en castellano tanto
anfibología como
anfibolojía se pronuncian igual. A causa de este parecido en su sonido, es frecuente sentir dudas en cuanto a cuál es la forma adecuada de escribir este término, si como
anfibolojía o lo que debes hacer es escribir
anfibología.
Como no deseamos desperdiciar más tiempo en darte una respuesta, entre
anfibolojía y
anfibología, la forma correcta de escribir este vocablo es:
anfibología. A parte de darte esta respuesta que estabas buscando, nos gustaría ofrecerte otros aportes para las situaciones en que te encuentres con dudas en relación con en qué oportunidades se debe escribir ‘g’ y en qué casos se debe escribir ‘j’. De esta manera cada vez tendrás menos indecisión del tipo ‘¿El modo correcto será escribir
anfibología o quizás debo escribir
anfibolojía?’
Propuesta para escribir del modo correcto anfibología
No te sientas dubitativo entre la palabra anfibología y el término anfibolojía a la hora de escribir, puesto que solo existe una manera posible para escribir esta palabra como es debido, y es: anfibología. El término anfibolojía sencillamente no se encuentra en el diccionario de la RAE.
Con el fin de que no se te olvide fácilmente cómo debes escribir anfibología, te proporcionamos la definición del diccionario:
Expresión confusa que propicia dos interpretaciones distintas. Ocurre inadvertidamente (si desconoce el contexto del enunciado) o de manera intencional. En este caso es un recurso humorístico, fuente de gran cantidad de chistes. Suele ampliarse a más de dos significados, pero en estos casos se trata propiamente de polisemia. Sinónimos: albur , ambigüedad , disemia , doble sentido Relacionado: polisemia Ejemplo: «[…] con la expresión anfibología se hace referencia a un enunciado cuyo significado es confuso debido a la manera descuidada en que sus palabras están ordenadas, por lo que provoca más de una interpretación y… lamentables conclusiones. Recordemos, como ejemplo clásico de anfibología, la contestación que el oráculo de Delfos dio a Creso, rey de Lidia, quien planeaba una guerra contra Persia. Hombre precavido, Creso consultó al oráculo acerca de lo que el destino le deparaba en caso de iniciarla pues quería tener la certeza de ganarla. La respuesta del oráculo le alentó a emprender la guerra contra Persia con la seguridad de alzarse con la victoria. La respuesta fue la siguiente: "Si Creso emprende la guerra contra Persia, destruirá un reino poderoso". El pronóstico que escuchó le incitó a iniciar de inmediato la guerra. Muy pronto fue derrotado y hecho prisionero por Ciro, monarca de los persas. Como éste le perdonó la vida, Creso después escribió al oráculo una carta en la que se quejaba amargamente, dando a entender que lo habían engañado. Los sacerdotes de Delfos respondieron que el oráculo había hecho una predicción correcta, pues al fin de la batalla se había destruido un reino, tal y como se había anunciado. Al desencadenar la guerra, Creso destruyó un poderoso reino: ¡el suyo propio! Ya trasladando esta historia a nuestra época, muchos de nosotros, para no fallar, ya no consultamos al oráculo pero, respondemos en muchas ocasiones igual que él, en términos confusos, ambiguos, poco claros. Respondemos en términos anfibológicos» [ 1] Consultado el 10 de septiembre de 2014.