El término
antidroga/
antidroja ¿se tiene que escribir con la letra ‘g’ o con la letra ‘j’?¿Titubeas a la hora de decidir entre escribir la palabra
antidroga o bien el término
antidroja? No te preocupes, aquí encontrarás ayuda. Son numerosas las personas que experimentan una inseguridad similar, y eso es debido a que en español tanto
antidroga como
antidroja suenan igual. Debido a esta semejanza a la hora de pronunciarse, es normal dudar acerca de cuál es la manera adecuada de escribir esta palabra, si
antidroja o de la siguiente forma
antidroga.
Tranquilo, que no te haremos desperdiciar más tiempo dando rodeos, entre
antidroja y
antidroga, el modo adecuado de escribir este término es:
antidroga. Además de brindarte esta respuesta que buscabas, es importante para nosotros ofrecerte otros aportes para cuando te encuentres con dudas con respecto a en qué circunstancias se debe escribir ‘g’ y en qué casos se escribe ‘j’. De ese modo cada vez sentirás menos titubeo del tipo ‘¿Se escribe
antidroga o a lo mejor se escribe
antidroja?’
Sugerencia para que logres escribir siempre del modo correcto antidroga
No deberías dudar entre el término antidroga y la palabra antidroja cuando quieras escribir, dado que solo hay una manera viable para escribir esta palabra correctamente, y es: antidroga. La palabra antidroja simplemente no arroja ningún resultado cuando lo buscamos en el diccionario de la RAE.
Con el fin de que no se te olvide fácilmente cómo es preciso escribir antidroga, su definición del diccionario:
Que se opone al uso o al comercio de drogas y estupefacientes, generalmente los ilegales, tóxicos y consumidos para fines recreativos, alucinógenos, estimulantes y narcóticos. Uso: se emplea con frecuencia como adjetivo invariable en singular o en plural (ver ejemplos). Hipónimo: antinarcótico . Relacionado: narcotráfico . Ejemplos: (uso con concordancia en plural): "Evaluar las políticas antidrogas es imperativo para valorar sus beneficios con respecto a la disminución del consumo". [1] (uso en singular invariable): "Una gama de prerrogativas emanaron de los convenios antidroga entre ambos gobiernos. El primer convenio permitía implícitamente a la DEA ejercer control absoluto sobre la Policía Nacional antinarcóticos". [2] (uso en plural invariable): "Se puede decir que hasta fines de 1995 la política antidrogas no era un tema prioritario en la agenda doméstica". [3]