fáustico o fáuztico

    La forma correcta de fáustico/ fáuztico ¿lleva ‘g’ o ‘j’?¿Sientes indecisión entre escribir fáustico o tal vez el vocablo fáuztico? No te preocupes, te podemos ayudar. Son numerosas las personas que experimentan , como tú, esta duda, y eso es porque en castellano tanto fáustico como fáuztico suenan del mismo modo. Debido a esta similitud a nivel fonológico, es común no estar seguros de cuál es la forma adecuada de escribir este término, si fáuztico o de la siguiente forma fáustico. No te queremos hacer desperdiciar más tiempo en darte una respuesta, entre fáuztico y fáustico, la forma correcta de escribir este término es: fáustico. A parte de ofrecerte esta respuesta que estabas buscando, nos agradará hacerte consideraciones que debes tener en cuenta para aquellos momentos en que sientas dudas con respecto a en qué ocasiones se debe escribir ‘g’ y en qué casos se debe escribir ‘j’. De ese modo cada vez sentirás menos titubeo del tipo ‘¿Se escribe fáustico o quizá es fáuztico?’

    fáustico

    fáuztico

    Sugerencia para escribir correctamente fáustico

    Nunca jamás te sientas dubitativo entre la palabra fáustico y el término fáuztico cuando te veas en la necesidad de escribir, puesto que solamente existe una manera viable para escribir este término correctamente, y es: fáustico. El término fáuztico simplemente no aparece en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

    Con el objetivo de que recuerdes mejor la forma en que debes escribir fáustico, pensamos que puede ayudarte su definición del diccionario:

  1. Propio de Fausto, o reminiscente de sus actitudes y comportamientos, especialmente en el sentido de abandonar los principios y valores personales para conseguir conocimiento, riqueza u otros beneficios. Ejemplo:
  2. «El suicidio es común, o la muerte temprana, de estos grandes insatisfechos de su individualidad exuberante y rebelde. Quieren un mundo de individuos que construyan un mundo ideal de bellas individualidades. El “espíritu fáustico” desmesura el yo hasta engreírse en un Byron heroico, en un Tenorio edípico, en un Rimbaud caprichoso o aterrarse, ya en el siglo XX, en un Hitler y dictadores epígonos.» Domínguez Hidalgo, Antonio (1988). Hacia una educación neohumanística en veinticinco ensayos.