El vocablo
malgastar/
malgaztar ¿se escribe con la letra ‘g’ o con la letra ‘j’?¿Tienes dudas entre escribir el término
malgastar o bien la palabra
malgaztar? No te inquietes, podemos ayudarte. Son muchas las personas que tienen la misma duda que tú, y eso es debido a que en español tanto
malgastar como
malgaztar son muy similares en su pronunciación. A causa de esta similitud en la pronunciación, es frecuente tener dudas sobre cuál es el modo correcto de escribir este término, si
malgaztar o del siguiente modo:
malgastar.
Pero no queremos desperdiciar más tiempo en sacarte de dudas, entre
malgaztar y
malgastar, la forma correcta de escribir este vocablo es:
malgastar. Además de obsequiarte con esta contestación que solicitabas, nos gustaría hacerte otras aportaciones para cuando te surjan dudas en relación con en qué circunstancias se escribe ‘g’ y en qué otras se escribe ‘j’. En consecuencia cada vez tendrás menos indecisión del tipo ‘¿El modo correcto será escribir
malgastar o acaso es
malgaztar?’
Consejo para ayudarte a escribir correctamente malgastar
No te sientas dubitativo entre el término malgastar y el término malgaztar cuando debas escribir, dado que solamente existe una manera posible para escribir esta palabra como es debido, y es: malgastar. El término malgaztar simplemente no corresponde a ninguna palabra que se encuentre en el diccionario de la RAE.
Con el fin de que no se te olvide fácilmente la forma en que deberías escribir malgastar, la definición del diccionario:
Utilizar el dinero en objetos o servicios de mala calidad o de poca utilidad. Ejemplo: "Yo conocí a un Miky que bebía, se emborrachaba, y se iba de putas. Su familia la despreciaba y le negaba el dinero que ella malgastaba. Sentí pena de ella y me la traje a vivir conmigo”. Gala, Antonio (2002) Los invitados al jardín. Barcelona: Planeta, p. 268Desperdiciar tiempo, cualidades, atenciones, materiales u objetos; no hacer buen uso de ellos. Derivado: malgastador . Ejemplo: "Recordó su desilusión cuando, muñeca tras muñeca, sus ojos encontraron los pechos huecos; cuando comprendió que malgastaba mimos y caricias, canciones de cuna; cuando comprendió que ninguna muñeca tenía corazón”. Belli, Gioconda (1995 [1992]) La mujer habitada. Tafalla: Txalaparta, p. 117